Todo lo que se dijo de Sylvia Plath, en realidad poco tenía que ver con Sylvia Plath. Al contrario que otras muchas de sus compañeras de profesión, la poeta no fue de las que estuvieron relegadas al olvido, sino más bien de esas que cayeron en una desgracia peor, la de ser recordada -en vida y a título póstumo- por su condena depresiva, y, sobre todo, por el triste final de su suicido. Pensaba la estadounidense que pasar inadvertida podría ser una de sus mayores frustraciones, pero lo cierto es que en el caso de Plath, que hablaran de ella no fue lo importante de su historia, sino más bien el cómo hablaban. Cuenta Heather Clark en el prólogo de Cometa rojo. Arte incandescente y vida fugaz de Sylvia Plath (2023, Bamba Editorial), que la llamaban la Marilyn Monroe de la literatura, que perteneció a ese grupo de mujeres que por su salud mental eran consideradas histéricas y que, citando a Maggie Nelson, su nombre nunca fue empleado como un halago, sino más bien como un desprecio o una ofensa. Era, al fin y al cabo, otra “loca del ático”, como casi todas las que destacaron en su generación.

No importó nunca su enfermedad, ni que fuera madre soltera, ni el dolor o el desgarro de la que fuera su mayor ruptura amorosa con Ted Hughes. Tampoco su soledad. Menos aún los electroshocks a los que se vio sometida en los hospitales psiquiátricos (“como me vuelvan a hacer algo así, me suicidaré”, dijo a su amiga Ellie Friedman). De importancia careció, también, su impecable y larga formación; pero lo más llamativo es, en cambio, que aún a pesar de que sus obras sí interesaron -basta con mencionar que la revista Poetry publicó seis poemas suyos seguidos, o recordar simplemente títulos como Ariel o La Campana de Cristal para darse cuenta- el desarrollo de su literatura, su manera y maestría para emplear el lenguaje se vio casi censurado por los fantasmas que, encubiertamente, hizo públicos en sus poemas. Escribió sobre muerte, sí, también sobre soledad, el mar, el amor, la familia, la guerra, y temáticas tan osadas para la época como el aborto (que ella misma vivió), la represión de la mujer o la depresión postparto.
Sylvia Plath ocupa su lugar
Redefiniendo a la poeta
Hay aspectos y facetas que Plath que pasaron desapercibidas, como el hecho de que ella, a pesar de mantener una relación con otro poeta de renombre y de ser ella quien le empujara a serlo, jamás fue musa, sino que gozó del prestigio de poder presumir de presentarse como escritora. Llegados a ese punto, varios interrogantes se antojan como necesarios: ¿mereció la pena cumplir su deseo de ser reconocida? ¿qué precio pagó por ello? Que cada uno medite su respuesta, pero que lo haga tras conocer el relato que ya hemos citado y que, hasta ahora, podemos afirmar que se trata del más rico de la que fue su vida, el de Cometa rojo, escrito durante casi ocho años por Heather Clark (firmó el contrato de la obra en 2012), y traducido ahora por Julia Viejo y Gudrun Palomino para Bamba.
Uno de los aspectos que más me pudieron sorprender es cómo Heather Clark maneja toda la información para formar un relato tan bien construido, sin lagunas”
Gudrun Palomino
“Heather Clark, a pesar de utilizar un lenguaje casi académico más que divulgativo, consigue que la lectura de la biografía sea muy amena y es lo que hemos intentado plasmar Julia y yo con la traducción”, nos cuenta Gudrun Palomino para Bamba, La Revista, y detalla: “Creo que uno de los aspectos que más me pudieron sorprender es cómo maneja toda la información para formar un relato tan bien construido, sin lagunas, que puede darse cuando hay tanta información como es el caso de Cometa rojo y la vida de Sylvia Plath, por muy corta que fuese”.
Coincidiendo con Gudrun Palomino, Julia Viejo también apuntala: “A mí también me sorprendió la riqueza en detalles a la hora de contextualizar cada parte de su vida dentro de la época. Además, Heather Clark relaciona constantemente y con mucha naturalidad la obra artística de Sylvia con los acontecimientos que estaban ocurriendo en su vida en cada momento. Y esto nos da una comprensión mucho más profunda de su literatura”.

De sus poemas a sus cartas inéditas
Cometa rojo es un libro de más mil páginas, de esos que buscan (y exigen) digestión. En él la autora traza la que parece ser la narrativa más fiel y completa de su vida. Lo hace enseñándonos el mundo conocido, pero desvirtuado, de Plath en un viaje que nos invita a adentrarnos de lleno, con plena minuciosidad, en diferentes fragmentos que relacionan su obra literaria, con sus apuntes, diarios y vida personal. Se trata de la primera obra que indaga a fondo en sus raíces (incluso se habla en ella de una investigación de su padre por el FBI). Es un tragaluz que nos enseña a conocer un fragmento que estaba perdido de Falcon Yard; una narración que traza un camino majestuoso de su día a día, de su personalidad y de sus emociones a través del estudio de diferentes documentos legales, hospitalarios y policiales; una exposición de su entorno plagado de testimonios y, también, de archivos que Clark recoge de diferentes instituciones, como de la Universidad de Emory y de la British Library.
Todos los capítulos sobre la infancia y adolescencia de Sylvia me conquistaron por la cantidad de poemas tempranos que contienen, inéditos hasta la fecha”,
Julia Viejo
Aún hay más. Si algo, además. convierte en especial a este relato, esto es la recolección que la autora comparte de todas las cartas que se han conservado de ella. Incluso esas que intercambió con su psiquiatra entre 1960 y 1963, fecha en la que abrió la llave del gas y se despidió del mundo. Dato a destacar: lo hizo el mismo día que debía volver a ingresar en el centro psiquiátrico.
Sin embargo, si este episodio es uno de los más difíciles de leer (“es muy esclarecedor para derrumbar los mitos que rodearon su muerte”, comenta Gudrun), cada uno de los que encontramos en esta obra dejan la piel de gallina. Incluso los de sus primeros años, imprescindibles para entender la vida de Plath, como nos cuenta Julia Viejo: “Todos los capítulos sobre la infancia y adolescencia de Sylvia me conquistaron por la cantidad de poemas tempranos que contienen, inéditos hasta la fecha. En concreto el capítulo 2 («No estés triste») o el 5 («La voz de dentro») incluyen además muchos análisis literarios y nos hacen testigos de cómo se desarrolla su talento innato de un poema para otro, y de cómo Sylvia absorbe e incorpora a su obra todo lo que descubre en sus lecturas y en sus propias experiencias al crecer”.

El principio es clave para comprender cómo se ha desarrollado su vida, pero el final explica también muchas de las señales que la desgraciaron. Para Gudrun Palomino, esta etapa es una de las más destacables : “En el capítulo 30, «Pero no es el fin», Heather Clark narra el viaje que hicieron Sylvia y Ted a Irlanda para intentar salvar su relación, entre agosto y septiembre de 1962. Este hecho apenas se conoce y es muy revelador, no solo por lo que significó, sino porque parece una especie de augurio. Ambos visitaron lugares clave de la vida del poeta W. B. Yeats, que también vivió en la casa donde murió Sylvia”.
Queríamos a Plath completa
– Raquel Bada

Sobre Sylvia Plath podría hablarse mucho más. Puede que Cometa Rojo, aunque es la narrativa más completa y detallada que podemos encontrar hasta la fecha de la poeta no sea, sin embargo, la última que salga a la luz de ella. No obstante, Raquel Bada, fundadora de Bamba, vio clara la relevancia de traer esta gran obra a nuestro catálogo: ” Primero disfruté Cometa rojo como lectora, y me impactó la manera en la que Heather Clark abordaba la figura de Plath. Escuché una entrevista en la que explicaba que desde el comienzo fue muy consciente de que estaba escribiendo ‘la biografía de la gran poeta americana del siglo XX, no de la escritora maldita’ y así la concibió. En el libro el genio creativo de Plath sobresale de las páginas, su talento literario es abrumador, y consideré que esa era una pieza importante que a menudo se olvida, por eso apostamos por Cometa rojo. Queríamos a Plath completa”.
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Heather Clark, autora de Cometa rojo presentará el libro el próximo 26/04 en Espacio Fundación Telefónica. Reserva gratuira aquí