Los libros de María Dueñas son como un miembro más de cualquier familia. Ella firma algunos de los títulos que no solo ocupan un lugar en las estanterías de las casas, sino también en las mesillas de noche (y, si hablamos de literatura, estos son rincones mucho más privilegiados que cualquier mesa principal de librería). La firma de la autora también ha protagonizado infinidad de regalos, de puestas en escena de aquéllos capaces de leer en el metro e, incluso, de los que se aventuran a hacerlo por la calle, acompañando a cada uno de sus pasos. También María Dueñas ha protagonizado un inabarcable número de publicaciones en redes sociales y sus citas son varias de las protagonistas de los muros de Instagram más afamados entre la crítica literaria.
La escritora no necesita presentación, pero en cambio al concedernos esta entrevista desde Italia, nos cuenta que no sabe si el término bestseller lo debe aplaudir, rechazar o, en cambio, si debe hacer ambas cosas. “A menudo se da la ironía de que quien emite ese juicio es alguien que ansía llegar a vender mucho y no lo logra”, nos termina contando. ¡Equilicuá!
Porque si María Dueñas nunca imaginó ser escritora, ahora cuenta con cinco títulos a sus espaldas: Las hijas del capitán, La templanza,Misión olvido,El tiempo entre costuras y Sira, todos junto a Planeta. También con dos adaptaciones cinematográficas (El tiempo entre costuras y La templanza), otras que se están barajando y, además, acaba de lanzar el podcast Jodidísimas que recientemente presentó en Edición Podcast.
En una entrevista que hiciste el año pasado comentaste que no escribías ningún diario, pero sí que tenías la costumbre de inventar palabras. También contaste que años más tarde, llenabas agendas con notas sobre tu vida. ¿Imaginaste alguna vez llegar a ser escritora?
Las palabras siempre han estado muy presentes en mi vida; aprendí a hablar y a leer muy pronto, de pequeña inventaba palabras y hasta supuestas lenguas incomprensibles a fuerza de juntar letras un poco a loco y, es cierto, leía mucho y siempre he llenado agendas y tarjetas con mil notas. Con el paso del tiempo me hice filóloga, trabajando sobre todo en lingüística aplicada. A pesar de todo ello, sin embargo, nunca tuve la aspiración de convertirme en escritora.
¿Qué literatura consumía María Dueñas de pequeña?
De todo, dependiendo de la edad. La autora más frecuente, sin duda, fue la inglesa Enid Blyton, y sus colecciones de Los Cinco, Los Siete Secretos, Torres de Malory, Santa Clara… Devoré todos sus títulos, que después pasaron a mis hermanos; aún están por nuestra casa familiar, viejísimos a fuerza de ser mil veces releídos por todos nosotros e incluso nuestros hijos.
¿Cómo defines la escritura y cómo la lectura?
La escritura es mi profesión; una profesión enormemente gratificante aunque también exigente, en la que me vuelco con sumo gusto, con dedicación, rigor, honestidad y respeto. La lectura, por otro lado, es una ventana al mundo: a otras vidas, otras sensibilidades, otras experiencias…
Hemos visto que en alguna que otra ocasión has comentado que escribir para ti va mucho más allá de sentarte y ordenar palabras. Teniendo en cuenta que tus novelas están repletas de escenarios y contextos socioculturales diversos, ¿cómo es tu proceso de creación?, ¿en qué momento sabes que de una de tus ideas va a surgir una novela y en qué momento encuentras la señal para estipular su final?
Detrás de cada una de mis novelas, en efecto, hay mucho más que las horas que paso tecleando en mi ordenador. Normalmente dedico unos cuantos meses iniciales a pensar, a generar ideas, a documentarme. Trazo las coordenadas de espacio y tiempo: por dónde van a moverse mis personajes y en qué momento histórico. Decido quiénes van a ser los protagonistas y algunos secundarios; tramo sus peripecias vitales, y delimito el arco argumental, con sus objetivos, sus maneras de proceder, sus conflictos… Y una vez que tengo todo eso claro, cuando ya tengo la novela en la cabeza, entonces me siento, abro un documento en el que escribo Capítulo 1, y arranco la fase de dar forma a lo que ya tengo en mi cabeza, aunque borroso y diluido. El final lo conozco también de antemano, nunca llega imprevisto.
De Puertollano al resto del mundo. ¿Qué siente María Dueñas cuando le dicen que es una bestseller?
Ja, ja, bueno, de Puertollano me fui muy joven para estudiar en la universidad primero en Madrid y después en Estados Unidos; cuando empecé a publicar yo ya era una profesora titular de universidad con una vida hecha. Y lo de bestseller, pues todo depende del tono. En el sentido estricto del término, lo soy sin complejos: tengo la inmensa suerte de contar con muchos lectores, lo cual implica vender muchos libros, algo que no es digno de ser despreciado puesto que de la industria editorial vive mucha gente —editoriales, librerías, distribuidoras, imprentas…— También es cierto, no obstante, que hay quien utiliza el término desde un enfoque reduccionista, asociándolo a falta de calidad literaria con una actitud un tanto despectiva. En ese sentido me hace menos gracia la etiqueta, aunque todo depende de la intencionalidad de quien provenga, porque a menudo se da la ironía de que quien emite ese juicio es alguien que ansía llegar a vender mucho y no lo logra.
Gracias a la programación de Estación Podcast pudimos conocer el audiolibro de Jodidísimas, “una comedia descacharrante sobre mujeres, libertad y un crimen surrealista en la Marbella post crisis. Cuéntanos qué significó para ti participar en este festival y qué te movió a realizar este podcast.
Participar en Estación Podcast chalando con Mona León Siminiani frente a una audiencia super interesada fue estupendo; es fantástico el tirón que ha tenido el festival y la cantidad de gente interesada en el mundo del podcast, que a mí también me fascina. La idea de hacer este podcast provino de Mona, con quien trabajé hace años en la adaptación de Mujercitas para el cuento de Navidad de la SER y de la que soy amiga desde entonces. Frente a una copa de vino, me propuso probar a hacer una ficción sonora; yo tenía por entonces una novela arrancada, pero se me acababa de cruzar otra historia en mitad del camino y la había aparcado temporalmente. Se la di a leer a Mona, le encantó, la retomé y, guiada por su enorme sabiduría, de ahí salió Jodidísimas.
¿Qué es lo que más te atrajo de realizar este trabajo?
La verdad es que fue una experiencia magnifica escribir el guión, me divertí muchísimo generando situaciones, escenas y diálogo para esta pandilla de mujeres bien jodidas por la vida que recurren una solución un tanto demencial para resolver sus problemas. Contaba además con la confianza de tener a Mona cerca, con su criterio infalible y su enorme experiencia, así que todo fluyó muy bien, incluso decidimos juntas gran parte del elenco, que resultó impresionante: Lolita, Cayetana Guillén Cuervo, Anne Igartiburu… Una vez yo puse el punto final a mi trabajo, el talentazo de Mona como productora y directora hizo el resto, hasta conseguir un resultado impresionante. Yo sigo escuchando capítulos constantemente y, a pesar de que me los sé prácticamente de memoria, sigo enganchada y partiéndome de risa, me siguen haciendo muchísima gracia.
La verdad es que es muy satisfactorio ver cómo la industria del audio y el audiovisual confía crecientemente en los novelistas como generadores de contenido”
¿Qué dirías que te aportan los proyectos audiovisuales y qué sientes con los literarios?
Me apetece mucho implicarme en proyectos de audio y audiovisuales porque rompen un poco con mi rutina de escritora de novelas y me abren paso a otros ámbitos muy interesantes. He supervisado los guiones de las adaptaciones de mis primeras novelas y ahora estamos a punto de arrancar con las siguientes, donde tendré mayor implicación y un papel más activo. Jodidísimas, por su parte, ha supuesto una experiencia inolvidable, y estoy segura de que haremos con Mona algo más de este estilo en algún momento. La verdad es que es muy satisfactorio ver cómo la industria del audio y el audiovisual confía crecientemente en los novelistas como generadores de contenido interesante para nuevos proyectos. Dicho todo lo cual, no se me olvida que yo soy escritora, y que mi tarea prioritaria es por encima de todo escribir novelas, algo más introspectivo y también mucho más exigente, porque ahí estás tú sola, totalmente sola frente a cada nuevo universo que sale de tu cabeza.
En todas las entrevistas que me hicieron por El tiempo entre costuras, creo que jamás se mencionó la palabra feminismo”
En tus libros las mujeres juegan siempre un papel protagonista, pero cuando escribiste El tiempo entre costuras, todavía se ponía en tela de juicio el significado de la palabra feminismo. ¿Es algo premeditado que busque una reivindicación o cuál es el motivo que se encuentra detrás de esta elección?
Fíjate cómo ha cambiado todo en estos últimos años que, en todas las entrevistas que me hicieron por El tiempo entre costuras —y fueron centenares—, creo que jamás se mencionó la palabra feminismo. Al contrario, había una pregunta recurrente que yo odiaba: —”¿usted escribe para un público femenino?“— Como si el hecho de tener muchas mujeres lectoras fuera algo vergonzante. En fin… Etiquetas aparte, lo que yo pretendo con mis personajes es mostrar diversos tipos de mujeres de los que el mundo está lleno: mujeres que, ante las adversidades, sacan fuerza, coraje, lucidez y recursos para no dejarse hundir y seguir adelante. Y algo tiene que ver eso con el feminismo, indudablemente, aunque de boca de mis mujeres, por su momento histórico, tal palabra no salga nunca.
¿Cómo encuentras el papel de la mujer en la literatura en la actualidad?
Saludable, por suerte. Somos muchas las mujeres escritoras que logramos hoy día una enorme aceptación por parte de los lectores, cada una escribiendo desde su perspectiva, con géneros y estilos muy distintos; con edades, ideologías, bagaje y singladuras totalmente diferentes. Y esto ya es imparable; hemos llegado para quedarnos.
Nos encontramos en un momento que lanza por los aires la cándida creencia de que no se tropieza dos veces en la misma piedra”
En tus novelas encontramos contextos marcados por las guerras y mujeres que, como Sira, sacan resiliencia de donde a veces apenas parece existir. Ahora mismo que estamos saliendo de una situación pandémica y tenemos otra guerra que nos acecha más de cerca, ¿en qué lugares comunes cree María Dueñas que nos encontramos si comparamos nuestro contexto actual con tus novelas?
Nos encontramos en un momento que lanza por los aires la cándida creencia de que no se tropieza dos veces en la misma piedra. Me asombra, me entristece y me indigna que los humanos seamos tan sumamente imbéciles y nos veamos hoy día afrontando situaciones similares a las que yo creí que quedaron atrás, recuperadas sólo en los libros de historia, las películas y las novelas.
¿Puedes hablarnos de algún proyecto futuro?
Ahora mismo estoy trabajando con un equipo magnífico en los guiones de una serie basada en una idea original mía, que no tiene nada que ver con mi literatura. Será para una nueva gran plataforma Latinoamericana, Vix+, creada entre los dos gigantes Univisión y Televisa. Para ellos estoy además generando más contenido original, así que no paro de hacer cosas en el mundo audiovisual, y lo cierto es que estoy encantada. Y, por supuesto, en mi cabeza bulle también una nueva novela.
Por último…
-Una película que te haya marcado
Muchas, según el momento, el ánimo, las circunstancias… Desde grandes clásicos hasta comedias románticas entrañables. Hace un par de horas hablaba con un amigo, por ejemplo, de Cuando Harry encontró a Sally, con guión de la gran Nora Ephron. No es la película de mi vida, pero sí tuvo su aquel en su momento.
-Un libro que recomiendes
Igualmente, montones, según a quién vaya destinado. Durante muchos años recomendé Un mundo para Julius, de Alfredo Bryce Echenique, que descubrí en mi juventud y por el que siento un cariño enorme.
-Una figura que hayas conocido documentándote y que te inspire
Incorporé en mi última novela, Sira, a dos mujeres que, cada una a su manera, fueron parte consustancial del siglo XX: Eva Perón y Barbara Hutton. No me inspiran, pero de alguna forma me seducen.
-Una canción
Montones, depende del día, del momento. Siempre me levanta el ánimo Gracias a la vida, por ejemplo, en la versión de Joan Baez preferiblemente. Aparece en una de mis novelas, será seguramente por eso.