Nora Ephron, más allá de la comedia romántica

Nora Ephron Nora Ephron

 

Repasamos la historia de Nora Ephron, escritora, directora de cine y guionista  a quien TCM dedica parte de su ciclo ‘Ellas Crean’.

Everything is copy” (“todo se puede transcribir”, también el título de su documental póstumo) es una frase que le dijo una vez su madre, Phoebe Ephron. Y en cierto modo, con una vida entre la ficción y la actualidad y -posteriormente- entre el teatro y el cine, Nora Ephron (Nueva York, 1941) estaba predestinada a convertirse en un icono cultural incluso antes de tener uso de razón. Sus padres (dramatugos y guionistas) la llamaron Nora en tono a la obra –A Doll’s House– del guionista y el director de teatro noruego Henrik Ibsen, uno de los referentes más destacados del realismo en las letras y también del que más obras se han adaptado después de Shakespeare. Dos de sus tres hermanas terminaron convirtiéndose en guionistas, mientras que la pequeña se hizo escritora, periodista y crítica literaria. Así pues, y aunque interesada en la literatura y el teatro, Ephron se diferenció graduándose en Políticas (en el prestigiosa universidad Wellesley de Massachusetts). Tras unas prácticas en la Casa Blanca durante la administración de Kennedy, fue rechazada para trabajar como redactora en una de las publicaciones que más admiraba: Newsweek. Tras la negativa por cuestiones meramente de género (en 1963 no habís ninguna redactora en ninguna cabecera de política o actualidad), Ephron aceptó ser la asistente y encargada del correo.

Un año después y convencida de querer labrarse una carrera como escritora, Ephron dimitió y se unió a un movimiento femenino encubierto, organizado por Lynn Povich -después la única redactora de la revista en 1969-  que resultaría en una demanda colectiva a esta cabecera en 1970 por violar el artículo 7º de la Ley de los Derechos Civiles. Aunque la demanda nunca llegó a juicio, tuvo efectos inmediatos y duraderos en EEUU, como declaró su abogada Eleanor Holmes Norton: “El caso de Newsweek fue innovador en términos de su impacto tanto en la ley como en la sociedad. Animó a otras mujeres a presentarse y tuvo un efecto en el periodismo de gran alcance para las mujeres”. Años más tarde, el suceso inspiraría el libro y la serie sobre Povich, Good Girls Revolt (Amazon), donde Grace Gummer, hija de Meryl Streep -que aparece en tres sus películas, incluida la interpretación de la propia escritora en Heartburn- encarna a Ephron.

 

Tras trabajar como periodista en el New York Post durante cinco años (donde ayudó a conseguir varias exclusivas para la cabecera, como la boda de Dylan con Sarah Lownds), su nombre ya empezaba a abrirse paso en el periodismo americano; pronto empezaría a colaborar con cabeceras como Esquire o Cosmopolitan, escribiendo sobre feminismo y actualidad en un característico tono satírico, que la granjearía el título de enfant terrible del Nuevo Periodismo americano. Esa voz propia que combinaba agilidad, intelectualidad y subjetividad (aunque otros la definían como una combinación ganadora de intimidad y objetividad) sería lo que, en gran parte, definiría el estilo de Ephron como guionista y cineasta en los siguientes años.

Tras adaptar el libro de Todos los hombres del presidente (en una versión que no fue seleccionada para la famosa película), surgió su primera oportunidad como guionista televisiva a mediados de los 70. Casi una década más tarde, Ephron conseguiría su primer nominación a Mejor Guión Original junto a la guionista Alice Arlen por Silkwood, su adaptación de Who Killed Karen Silkwood? -novela de no-ficción del activista y periodista de Rolling Stone Howard Kown-, en torno a la muerte de la joven trabajadora de una planta nuclear. Tres años más tarde, en 1986, Eprhon adaptó su primera novela, inspirada en su matrimonio con el escritor y periodista de investigación Carl Bernstein -conocido por destapar el caso Watergate junto a Bob Woodward- donde, entre otras cosas, aparece la aventura que tuvo este (su entonces marido) mientas ella estaba embarazada de su segundo hijo con él.

Cuando Harry encontró a Sally
Cuando Harry encontró a Sally

Tres años más tarde, su guion por la célebre comedia romántica When Harry Meets Sally (y la mítica escena del orgasmo que finge Meg Ryan) le valdrían numerosas nominaciones (entre ellas, a los Oscars) y un premio BAFTA. Aunque no sería hasta 1992 cuando Ephron debutase en la dirección de cine -en este caso junto a su hermana Delia- sobre una suerte de personaje a lo Marvellous Mrs Maisel y una historia basada en el libro de Meg Wolitzer, This Is Your Life. A pesar de haber hecho un par de cameos con Woody Allen (Delitos y Faltas y en Maridos y Mujeres), Ephron siguió escribiendo, dirigiendo  y también produciendo sus propias películas. En 1994, recibió el reconocimiento del año en los Women In Film Crystal Awards de Los Ángeles. También volvió a trabajar con Ryan como actriz protagonista en varias ocasiones más: Sleepless in Seattle y -cinco años más tarde- You’ve Got Mail (1998), ambas co-protagonizadas por Tom Hanks, y dirigidas , co-producidas y escritas exclusivamente por ella. Diez años más tarde, volvería a reunirse con Meryl Streep para la exitosa adaptación de la novela de Julie Powell, Julie & Julia.

También volvería a trabajar con su hermana firmando adaptaciones teatrales como la aclamada Love, Loss and What I Wore (2002). El resto del tiempo no dejaría de trabajar; tan solo los últimos seis años de su vida, escribió en torno a 100 artículos, dos libros de ensayos, dos obras de teatro y dirigió una película, todo mientras estaba enferma (con leucemia)”, como recuerda su hijo, el periodista del New York Times Jacob Bernstein, quien dirigió el documental sobre su vida (Everything is copy, HBO).

Además, un año después de su muerte (en 2012) el festival internacional Tribecca inauguraría una nueva categoría bajo nombre; un premio que, según la organización, no solo honra su figura, sino que también pretende “inspirar a una nueva generación de directoras y guionistas”.

Nora Ephron
Nora Ephron

Muchos apuntan a que Ephon también sufrió discriminación en el cine, teniendo que aceptar el estigma de ser encasillada en el género del romance. “Nora tuvo menos éxito como directora que como escritora, a pesar de contar con un ingenio y fortaleza constantes. Tenía un gran talento para el sarcasmo, pero los críticos la acusaron de tender al sentimentalismo romántico, como si la inteligencia fuera directamente opuesta al romance, como si el cinismo no fuese la otra cara del emocionalismo o como si de vez en cuando no nos volviéramos un poco sentimentales cuando se nos presenta una historia conmovedora”, escribió la escritora Neri Livneh en su obituario.

Más allá de los asuntos del corazón, quizá lo que más unánimemente se ensalza sobre Ephron es lo divertida que era, dentro y fuera de la ficción. “No mucha gente puede ganase la vida con su ingenio”, resume su amiga y crítica literaria Gail Collins. “Nora era alguien con el que todo el mundo quería estar, y no solo por su encanto y sentido del humor, sino también porque resultaba una inspiración para la mayoría de los que la conocían; llamaba la atención en el buen sentido, no por ser el centro de las miradas o el alma de la fiesta, pero porque hacía que todo el mundo se lo pasara bien y se sintiera bien (acerca de ellos mismos)”, escribió esta última en un artículo sobre The Most Of Nora Ephron, el libro póstumo de Ephron en forma de antología que recoge tanto relatos personales como extractos de sus obras mas significativas o el texto inédito de su última obra, Lucky Guy. Collins también la incluiría en su libro:“When Everything Changed: The Amazing Journey of American Women From 1960 to the Present”.

Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, el canal TCM no ha querido prescindir de la aportación de Ephron al séptimo arte; en su ciclo de Ellas Crean (que se emite en su plataforma del 7 al 11 de marzo, con objeto de reivindicar el cine creado por mujeres) la neoyorquina comparte cartel con Icíar Bollaín, Céline Sciamma, Maren Ade o Miranda July.

 

En cierto modo, Ephron no solo inspiró a través de su arte y su literatura, sino que perpetró una forma de vivir y liderar una carrera propia. Su legado ha sido recordado en numerosas ocasiones, con tributos desde las oscarizadas Helen Mirren y Susan Sarandon hasta Lena Dunham (quien le dedicó su biografía Not That Kind Of Girl, 2014) o el mismo Spielberg con The Post, con su cinta sobre el periodismo de investigación en los 70.

 Quizá Ephron fuese feminista antes de que el propio término existiese. En sus historias, las mujeres no están obsesionadas con el físico, su ex pareja o el riesgo a poder ser despedidas al día siguiente. Son mujeres que lideran su propia vida, contra las adversidades pero siempre bajo sus convicciones (y no las de nadie más).

Sus mujeres son humanas, sí, y precisamente por eso se equivocan continuamente; sin embargo, no tienen miedo a decir lo que piensan ni lo que sienten, aunque a veces les cause problemas; no son las medias naranjas de nadie -su individualidad es suficiente- pero a veces se entregan al amor (en ocasiones, acaban recibiendo el amor que dan, no como compañía sino como elemento enriquecedor del alma). Pero sobre todo, las chicas Ephron no buscan encajar en el estándar establecido; como si fueran discípulas de Annie Hall, son inconformistas, luchan por lo que creen y, por encima de todo, son (muchas veces, inconscientemente) excepcionales. En parte porque están (como ella misma estaba) enamoradas de la vida, y esto es algo raramente perpetrado como rasgo de la personalidad en la pantalla. Además, representan historias que importan y donde -independiente del resultado de las cosas- todo merece la pena; los detalles son importantes, arriesgarse se convierte en la mejor opción posible y tener paciencia (sobre todo, con uno mismo) siempre tiene su recompensa.

No obstante, esta suerte de acontecimientos queda alejada de la fantasía por una omnipresente idea de la verdad, como hecho fidedigno y como realización propia, porque sus historias no solo no intentan ocultar la realidad sino que los contratiempos diarios de la vida -la suya fue un ejemplo- forman parte de ella. Muy contrariamente a una idea popular, en su cine no hay lugar para el simplismo del sueño americano -ese “si te esfuerzas, puedes lograrlo”- sino más bien para la dosis de endorfinas necesaria en un reajuste diario al que enfrentarse; en este caso -y desde la mirada de Ephron- con estoicismo y humor. Quizá por eso sus protagonistas resultan tan relevantes e inspiradoras hoy.

Como recuerda Gummer, Ephron tenía la determinación necesaria para triunfar en un mundo no siempre justo pero donde las palabras y las acciones no solo importan sino que son necesarias para cambiar la realidad. O como diría una jovencísima Nora al concluir su discurso de graduación: “Be the heroine of your own life”.

Tienes Un Email se emite el martes 8 de marzo como parte del ciclo ‘Ellas Crean’ en TCM

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Bamba Editorial.