Dicen que las mentes más brillantes trabajan de noche. Pero también dicen que otras lo hacen de madrugada. Si Picasso prefería la noche para pintar, Joan Miró en cambio era un early bird y, acompañando a la salida del sol, comenzaba a crear. Porque la creatividad necesita su espacio para volar. Y qué mejor que escoger momentos de soledad y tranquilidad en los que los estímulos mentales sientan plena libertad.
La artista Lara Lars (Pontevedra, 1986) lo sabe. Su poción mágica de creatividad llega de noche, y, aunque la jornada diurna también le exige responder ante la llamada de su trabajo, es, cuando el cielo está negro y la calle en calma, el momento en el que le da al play a una lista de reproducción. Deja fluir las ideas que le llevan a crear algunos de los collages más alabados, no solo de las redes sociales, sino también de los medios de comunicación y de los espacios -nacionales e internacionales- de arte. Porque la gallega siempre quiso ser artista.
Guiada por su también innata y estudiada tendencia arquitectónica, supo combinar en sus obras imágenes de mujeres, ovnis y edificios brutalistas. Y de este cóctel, formó armoniosas composiciones cuya identidad, es más que evidente. Sí, Lara Lars creó su sello.
Su trabajo centra el foco de atención en las mujeres de los años 50 y 60. Es una abstracción onírica que ellas habrían -y seguro, han- soñado. Una forma de empodera su figura y de situarles en un primer plano para otorgarles el valor que en su día fue silenciado. Las mujeres que abandera Lara buscan imaginar un giro de tuerca en la historia y visibilizar que ellas también fueron trabajadoras, intrépidas y aventureras.
Pero, como para conocer una obra, es necesario conocer las entrañas del artista, en Bamba hablamos con Lara. Porque, como ella misma dice, “se necesitan mujeres que cuenten historias de mujeres“. ¡Equilicuá!
Llegar hasta el momento en el que te encuentras ahora mismo, a nivel profesional, fue fruto de la casualidad y de la apertura de puertas que una red como Instagram supone.
¿Cómo y cuándo empezó tu pasión por el collage?
Siempre cuento que mi pasión por el collage, empezó mucho antes de saber qué era el collage. De pequeña mi madre me regaló su colección de sellos. Se abrió un mundo ante mí en el que descubrí que las imágenes bonitas se podían coleccionar. En la adolescencia empecé a coleccionar flyers y cada vez que hacía regalos -¡como odio empaquetar!- pegaba trocitos de imágenes que me gustaban en los paquetes mal hechos para intentar remediar el desastre.
Esto nunca lo he contado, pero la primera vez que tuve que hacer un collage (en un workshop de arquitectura en la universidad de Barcelona) ¡lloré!
Y no eran lloros de emoción, sino que eran lloros que significaban que me parecía muy difícil.
Lo bonito es que con ese ejercicio descubrí que se me daba bien contar historias para mis entregas en la carrera de Arquitectura y lo empecé a utilizar en todos mis proyectos.
Al terminarla, lo empecé a utilizar para contar mis imágenes propias, mis pensamientos y mi imaginario. El lugar donde las mujeres eran las protagonistas . Estaba harta de que las imágenes que más me gustaban de las que coleccionaba estuviesen protagonizadas por hombres.
Por fin, todas esas imágenes, postales y revistas antiguas, servían para algo más que para almacenarlas. La necesidad de almacenar, se transformó en la necesidad de crear un imaginario femenino nuevo.
Lara Lars…¿En qué momento decidiste convertirlo en un proyecto?
Durante muchos años lo estuve compaginando con mi trabajo de arquitecta. Llegó un momento en el que me di cuenta, que para evolucionar en cualquiera de los dos campos, tenía que elegir.
Cualquiera de los dos oficios, si los vives con pasión, requieren mucho tiempo y dedicación. Llegué a un punto en el que combinando los dos no tenía vida propia fuera del trabajo. Y tener tiempo libre, vida social, y momentos con los tuyos también es importante.
Lo fácil era quedarme con mi trabajo de arquitecta asalariada, pero decidí apostar por el mundo del arte y la ilustración. Con perspectiva, veía más fácilmente cómo sería mi vida en el mundo de la arquitectura que en el del arte y la ilustración. Y esa incertidumbre me parecía mucho más atractiva.
El concepto de belleza que me gusta es la que no se ve a primera vista, sino la que te tienes que detener para admirarla de verdad”
Edificios, ovnis y mujeres protagonizan composiciones que recuperan la estética retro. Cuéntanos un poco sobre este cóctel de protagonistas, el ambiente que les rodea y el porqué de su elección.
Me fascina utilizar las imágenes publicitarias de mujeres de los años 50 y 60. Además de por ese estilazo que tienen, de esa época y anuncios, también representan años en los que tenían cada vez más utensilios y herramientas para las labores del hogar. Y sin embargo, también era la época donde había más casos de depresiones y alcoholemia en el mundo femenino debido a la poca oportunidad de realización que tenían fuera del ámbito doméstico.
Darles un nuevo lugar a esas mujeres, sacarlas fuera de esos “hogares felices” es una forma para mí de materializar esa libertad que no tenían.
Me gusta mucho también utilizar postales antiguas. Me interesa ver cómo eran antes las ciudades. No soy una persona muy nostálgica, salvo cuando veo esas postales porque siempre me parece que antes las ciudades eran más bonitas.
También me gusta utilizar edificios brutalistas. Es una arquitectura de contrastes y chocante en el primer vistazo, pero atractiva y sincera cuando la miras detenidamente. Representa para mí el concepto de belleza que me gusta. Esa belleza que no se ve a primera vista, sino que te tienes que detener para admirarla de verdad.
“Aún se necesitan todavía más mujeres que cuenten historias de mujeres, para que las escuche todo el mundo”
¿Cuál es el concepto o discurso que Lara Lars busca recalcar en los collages?
Cuando empecé a contar historias ya personales con los collages hace ocho años, quería revertir lo que me encontraba en las imágenes de aquel entonces, los hombres eran los aventureros y los protagonistas de historias interesantes, mientras que las mujeres aparecían más como un accesorio o una cosa puramente estética. Mi intención era crear imágenes para que las jóvenes que viniesen después encontrasen esos referentes que yo buscaba y no encontraba.
Hoy en día la situación ha mejorado, pero no por ello creo que deba cambiar mi intención en mi mensaje creativo.
El mundo todavía se sigue contando principalmente por hombres: en los periódicos, la radio, la televisión, los libros… Aún se necesitan todavía más mujeres que cuenten historias de mujeres, para que las escuche todo el mundo.
Me aburre el mundo contado por hombres ricos blancos cosa que todavía sigue sucediendo.
Queremos saber más sobre el proceso creativo: desde el momento en el que surge la idea hasta el final. Hasta el momento en el que sabes que una obra ya está terminada.
El proceso creativo varía según si la obra es una idea personal o un encargo. Cuando es personal, parto de una imagen que me gusta, o a partir de una historia que quiero contar.
Sin embargo, cuando es un encargo, si que muchas veces tengo que empezar con varios bocetos dibujados. Intento reproducirlos tal y como me los he imaginado con imágenes y escojo cuáles sirven para enviar al cliente.
Decidir cuando está terminada si que es más difícil cuando la ilustración es propia que cuando es un encargo. Tengo la suerte de que mi pareja también es ilustrador y nos hacemos correcciones uno al otro para saber cuándo debemos parar. Nos pasamos el día molestándonos mutuamente para pedir opinión.
¿Eres de las que planifican todo al detalle o cedes paso a la improvisación?
Soy de las que hacen listas todo el rato que casi nunca puedo cumplir.
Me encanta la improvisación, pero cuando ya trabajas de forma profesional no hay tanto tiempo para la improvisación, pero aun así, es importante de vez en cuando darse el gusto de hacer una ilustración que se te ha metido en la cabeza y no te puedes quitar hasta que la hayas creado.
Siempre me ha inspirado el trabajo de gente que ha disfrutado haciéndolo, que ves ese aura de pasión y diversión en su trabajo, y que por otra parte refleja parte de su personalidad o su visión del mundo”
¿De qué bebe la inspiración de Lara Lars?
Alguna referencia histórica o actual, un espacio de trabajo que en el que te sientes cómoda y vuelen las ideas.
Siempre me ha inspirado el trabajo de gente que ha disfrutado haciéndolo, que ves ese aura de pasión y diversión en su trabajo. Por otra parte, me gusta cuando la obra refleja parte de su personalidad o su visión del mundo.
Mi momento máximo de inspiración es cuando estoy de noche en mi estudio escuchando en bucle con alguna canción o algún grupo de música que me guste de fondo. También me inspira muchísimo ir a una exposición, coger notas e ideas.
Estas dos cosas no siempre las puedo hacer. Al final el ritmo de trabajo te obliga a llevar un horario más diurno, pero siempre sé que si me atasco, tengo la receta mágica para que salga adelante. Es decir, planear un día de exposición o ver obras de otros artistas y hacer turno de noche.
La técnica del collage tiene ese punto rebelde de transformar algo ya existente en algo nuevo, darle un nuevo significado”
¿Cuál crees que es el valor añadido que se puede encontrar en un collage?¿Qué hueco cubre esta técnica frente a otras?
Tampoco creo que tenga algo que la ponga en valor por encima de otras. A mí, en mi día a día cuando busco inspiración, me gusta buscarla en ilustradoras y artistas de otras técnicas, fotógrafas, músicas, escritoras, actrices…
Es cierto que la técnica del collage tiene ese punto rebelde de transformar algo ya existente en algo nuevo. De darle un nuevo significado. Aunque eso me gusta, es simplemente es una forma más de contar el mundo.
¿Con qué editoriales has trabajado y en qué proyectos?
Con editoriales de libros he trabajado con Anagrama, Seix Barral, Sexto Piso, Atria Books, Viena Edicións, Empuries (y vienen más de camino).
En revistas, trabajo mensualmente para Vanity Fair, y también he hecho trabajos para Glamour, Vogue, AD y Marie Claire.
Nos acercamos al final de uno de los años más fugaces que hemos vivido. Atravesamos unas circunstancias extraordinarias, pero parte de la cultura continúa deleitándonos con exposiciones. ¿Cuáles son los próximos eventos en los que participará Lara Lars?
Debido a la situación actual, en menos eventos y exposiciones de las que me gustaría. Hace cuatro años visité Nueva York y disfruté tanto de la ciudad que me fui de allí pensando : “yo quiero exponer aquí”.
Esto se ha hecho realidad en noviembre. Participé en la exposición colectiva ILUSTRADAS, una mirada a la creación femenina en la ilustración de vanguardia en el Instituto Cervantes de Nueva York. Esta exposición además viajará por diferentes sedes del Instituto Cervantes en otros países.
Aparte de esto, también en noviembre se estrenó el documental A poeta analfabeta para el que tuve la suerte de hacer el cartel.
También se acaba de publicar la ilustración que he realizado para las jornadas que organiza el Fesabid (Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomıía, Documentación y Museística). Y vienen en camino más cositas, pero todavía no se pueden hacer públicas.
Yo de pequeña, quería ser artista”
Si tuvieras que definir el trabajo de Lara Lars ¿cómo lo definirías en el presente?, ¿cómo ha evolucionado desde sus inicios?
Siempre he tenido un estilo propio muy marcado. La gente siempre me ha dicho, y en realidad es lo que más me gusta, es que se ve que en mis ilustraciones suceden cosas… pasa algo, cuento historias.
Hoy en día noto que mi abanico de estilo es más amplio. El hecho de profesionalizarme, hacer encargos, hablar con otras directoras de arte, hacer correcciones o cumplir requisitos, te hacen salir de tu línea de confort. Eso me gusta.
Muchas veces es difícil materializar una imagen que tú tienes en la cabeza, pero, ¡hacer realidad lo que otra persona tiene en la suya, lo es mucho más! Y cuando lo consigues, es muy satisfactorio.
Y creo que no soy yo quien debería decirlo, pero siendo sincera si que creo que hay un estilo “Lara Lars” que veo en los trabajos de otras personas que han empezado a utilizar el collage. Me reconozco en sus ilustraciones.
¿Y cómo te ves de aquí a unos años?
No tengo ni idea y no me importa. Sé que si algo sé hacer, es vivir de una forma acorde con lo que me gusta y me hace feliz.
Más que saber cómo será mi vida en el futuro, me gustaría contarle a la Lara que hizo su primer collage, lo que vendría después, y reírme con su cara de sorpresa y felicidad.
Yo de pequeña, quería ser artista.
Por | Paula Martíns