Jana Sterbak, el cuerpo en busca de la identidad. 

Jana Sterback

Jana Sterbak, el cuerpo en busca de la identidad.

La performance, o de manera más simple, el uso del cuerpo en el arte, ha sido -y sigue siendo- uno de los métodos más utilizados en el arte contemporáneo y de vanguardia. Esta tendencia aumenta claramente si nos centramos en los movimientos artísticos feministas. Hacia la segunda mitad del siglo XX, una serie de factores derivados del contexto social provocaron una explosión (o quizá era una llamada de auxilio) de obras de artistas que usaban el cuerpo para alcanzar la denuncia y la reflexión sobre la condición de la mujer.

Jana Sterbak es una de las artistas más reconocidas del arte contemporáneo de las últimas décadas y también utiliza la capacidad del cuerpo para lograr sus objetivos. Su trayectoria comienza en la década de los 80, en un contexto en el que debemos entender que la brutalidad hacia el cuerpo junto con la tecnología poblaban los nuevos discursos artísticos. En este momento se enmarca Artist as combustible una breve, pero potente, acción en la que la artista se quema la cabeza. La imagen resultante es esclarecedora: en medio de la oscuridad, el trabajo del artista debe iluminar, cualquier actividad debe dotarse de riesgo intelectual.

Sterbak juega con lo absurdo, con lo irónico. Plantea pasatiempos en los que el cuerpo es el hilo conductor hacia la reflexión sobre lo que nos rodea.

Realmente su carrera se vio impulsada en 1990 cuando ese mismo año se expuso en la Bienal de Venecia Remote Control. Esta pieza no solo servirá como estadio promotor de sus investigaciones, sino también como foco desde el que analizar las características que desarrollará posteriormente. A través de una estructura que recuerda inevitablemente a un miriñaque, un cuerpo femenino queda suspendido en el aire. La estructura está automatizada y se mueve según un control remoto que se cede al público. El cuerpo se convierte así en objeto-máquina, y se genera la metáfora perfecta para mostrar cómo actúan las fuerzas de control. Un diálogo sobre la libertad ficticia, el espacio que nos rodea y la capacidad de movimiento físico e intelectual.

Sterbak juega con lo absurdo, con lo irónico. Plantea pasatiempos en los que el cuerpo es el hilo conductor hacia la reflexión sobre lo que nos rodea. Para ello, entiende el vestido como el resto, esa materia residual, de la presencia corporal. De nuevo la mujer-objeto, en esta ocasión alejada de lo tecnología y centrada más en lo orgánico, se perfila en obras como Vanitas: vestido de carne para un albino anoréxico de 1987, que seguro nos recuerda al famoso traje de carne que vistió Lady Gaga. Esta curiosa reinterpretación de una vanitas, un género artístico propio del Barroco que aludía a la muerte y a la vacuidad de la vida, trata de hacernos reflexionar sobre el sometimiento de la mujer en los medios. El vestido evolucionará hacia otras piezas como Distraction (1992), más conocidas por ser “camisetas con pelos”, y casi siempre aparecerá lo textil en sus performance como ocurre en Mujer y Perros (Defensa) (1995), donde ataviada con un magnífico vestido de noche discurre sobre la idea de protección, haciendo uso de contrastes entre lo glamouroso y el ruido que producen los perros. 

“La insignificancia de la vida en constante caída libre, aunque en emanación permanente, sería para Jana Sterbak la gran proeza cósmica de la lucha del ser humano en el universo”

Este choque que se produce al fundir imágenes extrañas en una sola acción, consigue que el mensaje sea claro y directo. La construcción de la identidad del ser humano pasa por esas contradicciones donde se exploran sentimientos de miedo y también de deseo. Por ello, su obra está plagada de referencias a mitos clásicos, como ocurre con Sisyphus Sport (1998), una gran piedra que se coloca a modo mochila en la espalda. Esta poética pieza se interpreta como el ser humano que debe enfrentarse a la búsqueda de libertad, una y otra vez, mientras que, paradójicamente, construye un muro a su alrededor para ello. 

Aunque en sus últimos trabajos se ha centrado en la videoinstalación, su obra continúa desprendiendo la capacidad performática. Sus investigaciones la llevan ahora a explorar temas tan acuciantes como la privacidad, enmarcados en el contexto político-social e introduciendo aspectos científicos y mitológicos desde una perspectiva muy personal. A lo largo de su trayectoria, la figura femenina ha significado para Sterbak no una excusa central de su producción, sino un método para tratar de alcanzar condiciones más generales como la construcción de la identidad o maneras de reflexionar sobre la libertad. La protagonista femenina es en realidad representante de toda la humanidad. Y, bien es cierto, que quizá por su circunstancia sea la mejor manera de coincidir con el espectador. Resumen muy bien su trabajo la Dr. Teresa Blanch Malet con las siguientes palabras: “La insignificancia de la vida en constante caída libre, aunque en emanación permanente, sería para Jana Sterbak la gran proeza cósmica de la lucha del ser humano en el universo”.

 


 

Por | María Ramis Carrasco 

Fotografía principal cortesía de Geifco.org