Ouka Leele: la artista que quiso inventar colores.

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Ouka Leele: la artista que quiso inventar colores.

 

Ouka Leele, bajo este nombre enigmático se esconde una artista transgresora y multidisciplinar, que destaca por sus originales fotografías coloreadas y sus pinturas, pero también por su poesía natural y floral. Fue una de las principales figuras de La Movida madrileña y obtuvo su mayor reconocimiento nacional al recibir el Premio de Fotografía en 2005. Su obra, desde hace décadas ha sido expuesta y admirada a lo largo y ancho del mundo.

Los expertos y críticos, que  sitúan a Ouka Leele como referente histórico de la fotografía contemporánea, definen su obra como ecléctica, con combinación de elementos pop, neodadaistas, impresionistas y surrealistas. Pero ella, orgullosa de ser difícilmente definible, defiende que sus creaciones son una oda a lo cotidiano.

 

Ouka Leele – Peluquería
“cuando era pequeña, de mayor quería inventar un color nuevo”.

 Primeros trazos

Bárbara Allende Gil de Biedma nació en Madrid, en 1957, en una familia con marcado carácter artístico: su abuelo se dedicaba o a la pintura, y por parte de su  tío emergía el talento literario. Ouka Leele recuerda pasar la mayor parte de su infancia dibujando, jugando con los colores y las pinturas y curioseando libros de arte clásico.

Al visitar el Museo del Prado, para ella “sublime”, vivió una experiencia emocional que marcó su carrera.  Las pinceladas, los colores y las escenas de El Greco y otros, atrapan su mirada creativa y la fascinan. La naturaleza y los colores comienzan a convertirse en obsesión y en musas, reconoce en alguna entrevista que “cuando era pequeña, de mayor quería inventar un color nuevo”.

Sus primeras exposiciones consistieron en un juego, pegando en las paredes de la escalera y otros espacios del vecindario sus dibujos, anunciando con un cartel a la entrada aquella improvisada galería de arte. Ya en la adolescencia, se atrevió a mostrar algunos dibujos en un mercadillo de Estepona, donde veraneaba la familia, resultando que un viejo marinero (ya os imagináis: voz ronca, pipa y gorra oscura), comprara uno de los lienzos e incluso le advirtiera que algún día sería muy famosa.

“De la fotografía me gusta que representa esa metáfora de -atrapar el instante-.

El instante es el presente, y el presente es lo continúo, lo eterno.”

Ouka Leele recuerda pasar largas horas en el estudio de pintura de su abuelo. Allí se creaban y guardaban tanto obras pictóricas como fotografías. Por ello creció con una sensación de familiaridad entre las dos disciplinas, como si la fotografía y la pintura fueran de la mano.

Se inscribió en la academia de pintura y escultura y se formó en Bellas Artes. Un amigo estudiaba fotografía en otra escuela, Bárbara se sintió atrapada también por aquel arte, de modo que también se inscribió en la escuela Photocentro. Desde el principio allí fue vista, tanto por profesores como alumnos, como una nueva revelación, una mirada innovadora y fresca, y se dejó llevar por aquel impulso. En poco tiempo sus fotografías comenzaron a aparecer en publicaciones y revistas como Nueva Lente.

Sin embargo, el color fotográfico de la época no era del todo de su gusto, le parecía frío y distante, y como su vena pictórica permanecía latente, comenzó a experimentar: revelaba las fotos en blanco y negro y luego agregaba el color, pintándolas. Al hablar del arte fotográfico Bárbara ha expresado “De la fotografía me gusta que representa esa metáfora de -atrapar el instante-. El instante es el presente, y el presente es lo continúo, lo eterno.” Refiere que, al hacer una fotografía atrapa ese momento preciso pero cuando pinta y colorea sobre ello vuelca todo su caudal emocional, lo que siente, y eso convierte cada obra en una pieza personal y única. Para ella lo más importante cuando uno refleja o atrapa la luz, es la luz interior. Con aquella innovadora técnica de fotografía pintada se conformó la famosa colección Peluquería (1979).

Ouka Leele
Rapelle toi, Barbará – Ouka Leele

Ouka Leele y la Movida

La Movida Madrileña es explicada por sus protagonistas como un vergel de creatividad. Una reunión variopinta de artistas y disciplinas, diversas edades, diversos orígenes y enfoques, incluso diversas ideológicas, pero que se entendían, exploraban y retroalimentaban a través de la expresión artística. Un entorno ideal para Bárbara, que tras vivir una temporada en Nueva York y México, decidió regresar a la capital española. De hecho fue durante los años de La Movida cuando descubre el que se convertiría en su nombre artístico.

Un tarde, mientras José Alfonso Morera Ortiz “El Hortelano”, otro de los protagonistas dela époc, le enseñaba sus últimas creaciones, se detuvieron ante la pintura de una playa y músicos bajo un cielo repleto de estrellas imaginadas por el autor. Las constelaciones tenían nombres inventados y una de las estrellas era “Ouka Leele”. Bárbara quedó fascinada con el nombre y decidió adoptarlo como pseudónimo artístico, con permiso del pintor.

Ouka Leele buscaba un nombre que la ocultara de su identidad real, fácilmente relacionable con otras figuras conocidas. Necesitaba separar su trabajo público de su vida personal e íntima, “no quería que se supiera si era hombre o mujer, joven o vieja, española o japonesa”, lo importante a mostrar para ella era su obra, no su persona.

De La Movida también destaca el inaudito montaje con el que Ouka Leele envolvió a la madrileña fuente de la diosa Cibeles, para representar y explicar el mito de Atalanta e Hipómenes, los leones que tiran del carro. La obra resultante Rapelle-toi, Barbara, (fotografía y acuarela, 1987) junto con Cartel para los Veranos de la Villa (1996) permanecen hoy expuestas al público en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.

Aunque en su trayectoria profesional destaca la faceta fotográfica, lo cierto es que Ouka Leele siempre quiso ser pintora, y es este ámbito en el que se siente más cómoda, creativa y expresiva. En sus pinturas destaca el uso de los colores rojo, amarillo y azul, con los que fundamenta todos los demás.

En alguna entrevista explica que “cuando empezó el mundo digital pensé que se acababa la fotografía y que tenía que buscarme la vida, otros enfoques, y adaptarme. Fue entonces cuando volví a lo que más quería, la pintura”. Y curiosamente, durante los años que más dedicaba a pintar fue cuando llegó a sus manos el Premio Nacional de Fotografía, en 2005, reconocimiento a una trayectoria de décadas. De alguna forma, Ouka Leele tiene la sensación de que ella ama a la pintura, pero la fotografía la ama a ella. La obra pictórica y fotográfica de Ouka Leele permanece expuesta en cerca de veinte museos, centros de arte destacados entre Madrid, Barcelona, Lisboa, París, Marsella y Nueva York.

Autorretratro - Ouka Leele
Autorretrato – Ouka Leele

Pintora, fotógrafa y poeta. 

En la familia Gil de Viedma el lenguaje y la escritura eran un juego educativo y cognitivo en el que todos participaban. Ouke Leele recuerda que sus familiares tenían un dominio del lenguaje que le resultada fascinante, una diversidad y un uso de la palabra elegante y sagaz. Quizá por eso Bárbara, para quién la pintura y la fotografía son la forma de expresión por excelencia, también encontró la manera de fluir a través de las palabras.

Ouka Leele explica que “Cuando escribo poesía hablo de manera abstracta, pero quizá cuando llega al público no lo resulta tanto, te dejas ver y te entienden. Escribir te expone mucho más que la fotografía y la pintura.”

De su obra literaria, casi una decena de libros, destaca el poemario ilustrado Floraleza o Este libro arde entre mis manos, con referencias al mundo natural, a la necesidad común de expresión y a la importancia de auto-conocerse y dejarse fluir sin límites, ni filtros.

A lo largo de su carrera artística, Ouka Leele ha influido en diversas generaciones. Se ha mostrado firme defensora de mantener la mente abierta y creativa al mundo, ella cree que los maestros están por todas partes, disfrazados o disimulados. Puede que no haya inventado un nuevo color como pretendía – de momento – pero sí ha provocado que muchas otras personas se atrevan a descubrir el suyo, su arte.  Ese es el mensaje implícito en todas sus obras: podemos armarnos de libertad y explorar nuestro mundo exterior e interior, expresarlo de forma artística y compartirlo.

En la actualidad Ouka Leele sigue creando, le queda mucho por descubrir y mostrar y a nosotras nos queda mucho que aprender de ella.


 

Por | Laura Giménez del Toro