Mina Loy: la revelación olvidada.
Mina Loy, una verdadera revelación olvidada, una inspiradora artista para toda una generación. Poeta, dramaturga, novelista, pintora, diseñadora de lámparas y bohemia. Sin embargo, la relevancia de su figura no reside tanto en su papel como artista del siglo XX, sino que cobra relevancia por ser musa de vanguardistas coetáneos como T. S. Elliot, Ezra Pound, William Carlos Williams o Francis Picabia.
Mina Loy nació en Londres en 1882. Al cumplir los diecisiete años se trasladó a Munich, donde estudió durante dos años pintura. Tras un tiempo en su país natal, se mudó a la capital francesa, donde continuó su formación como artista junto al que años después fue su prometido: Stephen Haweis. Tras una exposición de acuarelas en el salón de Otoño de París, se dio a conocer como Mina Loy. A partir de ese momento, comenzó a frecuentar la comunidad de artistas del matrimonio Stain, donde conoció a vanguardistas franceses como Apollinaire, Picasso o Rousseau. En 1907, el matrimonio se trasladó a Florencia y, posteriormente, a Italia; ciudad en la que Mina comenzó a trabajar con Filippo Marinetti, con el que también mantuvo una relación.
Tras diversas experimentaciones con la poesía y publicaciones en revistas como Rogue o Camera Work, escribió su Feminist Manifiesto, en respuesta a la misoginia del padre del futurismo. También se posicionó en el lado de la tendencia anarquista del feminismo, cuyas ideas estaban inspiradas por Emma Goldman. Pese a que estas no fueron reconocidas por las sufragistas, en el feminismo underground comenzaron a cobrar relevancia. Sus poemas la llevaron a ser acusada de publicar contenido pornográfico y sus versos de forma y contenidos libres, que reflejaban una imagen de mujer desinhibida, fueron perseguidos y requisados.
Artista de vanguardia
Su hartazgo con el futurismo, tanto por cercanía con el fascismo como por sus elementos machistas, la llevaron a abandonar a su marido y a dejar a sus hijos con una niñera para irse a vivir a Nueva York. Allí comenzó su carrera como actriz con la compañía Provincetown Players. Además, se integró con el grupo de la revista Others, llegando a convertirse en un personaje emblemático del círculo de artistas del Greenwich Village. En 1917 conoció al que fue su gran amor: Arthur Cravan. Boxeador y poeta dadaísta, Cravan había abandonado Europa par evitar el primer gran conflicto bélico del siglo XX. De Nueva York, se trasladaron a México, donde se casaron después de que Loy lograra divorciarse de su anterior marido. Cuando quedó embarazada, se mudaron a Argentina, para superar las estrecheces económicas por las que estaban pasando. No obstante, sus planes no salieron como tenían previsto. Ella, debido a su estado, viajaría en tren, mientras que Cravan se desplazaría en barco. Loy, acudió a la playa a despedirle. Ese fue su último día juntos.
En 1919, volvió a Europa para tener a su hija, pero su recuerdo de Cravan era más fuerte y volvió a Estados Unidos al año siguiente para buscarlo. Sin embargo, la búsqueda fue infructuosa. Allí retomó su vida del Greenwich Village. Tras idas y venidas en las que se dedicó a la fabricación de pantallas de lámparas y a la escritura, se trasladó a Colorado su hija. Allí se dedicó a la escritura hasta su muerte a los 83 años.
Esta, es la historia de otra mujer olvidada entre los recuerdos de un mundo construido por y para los hombres. No obstante, la voz de muchas mujeres comienzan a gritar desde el pasado para impulsar a las del presente: animándolas a luchar por los derechos que ellas no tuvieron y por una igualdad todavía ilusoria.
“El movimiento feminista hasta ahora instituido es
Inadecuado
Mujeres si quieren despertarse -se encuentran en las
vísperas de un trastorno psicológico devastador- todas sus
ilusiones domesticadas deben ser reveladas –las mentiras consideradas durante siglos deben erradicarse– ¿están preparadas para el dolor–? No hay punto medio—
NINGUNA fisura en la superficie de un montón de tradición
basura, resultará en la Reforma, el único método es la Demolición Absoluta
Dejen de colocar su confianza en la legislación económica,
& la educación uniformada -están pasando por alto la
Realidad.
Carreras profesionales y comerciales se están abriendo para ustedes–
Es eso todo lo que quieren?
Y si honestamente desean encontrar su posición sin prejuicios–
sean Valientes y rechacen desde el principio –esa miserable guerra sin sentido que grita
Mujeres y hombres son iguales–
porque
¡NO lo SON!
El hombre que vive una vida en la que sus actividades se ajustan a un código social en donde es protectorado del elemento femenino– ya no será masculino
Las mujeres que se inscriban en una valoración teórica de su sexo como una relativa impersonalidad, no serán aún Femeninas
Terminen de mirar a los hombres para averiguar lo que no son
–busquen adentro suyo para averiguar lo que son
Tal como las condiciones están hasta ahora constituidas
–ustedes tienen la opción de elegir entre Parasitismo, y Prostitución– o Negación…”.
Por Andrea Melgar