La libertad está en nuestra mente y otras lecciones de Virginia Woolf.

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“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedan imponer a la libertad de mi mente.”

Virginia Woolf defendió hasta el final de sus días la importancia de tener una habitación propia para hallar la verdadera libertad. La auténtica paz individual.  La autora, perfeccionó en sus novelas el monólogo interior como flujo del pensamiento inconsciente. Desde ese flujo de conciencia, defendía que la libertad, no se hallaba en lo de afuera, sino en el propio ser y en la mente de una misma. La idea del confinamiento, el “quédate en casa” como mandato ineludible, basta para que un placer que antes reclamábamos – el tiempo – se transforme en un pestañeo en una pesadilla imperiosa. Sin embargo, no fue sólo ella quien ofrecía como antídoto la realidad mágica que puede generarse de puertas adentro. Emily Dickinson experimentó la vida a través del cristal de su salón y las paredes de su dormitorio, así como Patti Smith encontraba a su musa en cuartos del Chelsea Hotel. Los retiros espirituales, centros de meditación y residencias artísticas han vivido su auge en el  nuestro siglo, como respuesta ante el estrés de un mundo que a veces nos sobrepasa.

Aquí, alguna de las frases más célebres Virginia Woolf, autora de Una habitación propia, sobre sentir, amar, reflexionar y la belleza de lo realmente valioso.

Cuando se consideran cosas como las estrellas, nuestros asuntos no parecen importar mucho, ¿verdad?

Y sin embargo, la única vida emocionante es la imaginaria.

Cada uno tenía su pasado encerrado dentro de sí mismo, como las hojas de un libro aprendido por ellos de memoria; y sus amigos podían sólo leer el título.

La belleza debe romperse a diario para permanecer hermosa.

Como mujer, no tengo país. Como mujer, mi país es el mundo entero.

Estoy enraizada, pero fluyo.

La vida es sueño; el despertar es lo que nos mata. 

Algunas cosas fueron muy hermosas; otros tonterías sin sentido.

Podemos ayudarlo mejor a evitar la guerra no repitiendo sus palabras y siguiendo sus métodos, sino encontrando palabras nuevas y creando nuevos métodos.

Sí, siempre mantén los clásicos a mano para prevenir la caída.

Quería escribir sobre todo, sobre la vida que tenemos y las vidas que hubiéramos podido tener.

La vida, quizás, no se presta a las manipulaciones a las que la sometemos cuando intentamos contarlas.

Los ojos de los demás nuestras prisiones; sus pensamientos nuestras jaulas.

Una feminista es cualquier mujer que dice la verdad sobre su vida.

No puedes encontrar paz escapándole a la vida.

Melancolía son los sonidos en una noche de invierno.

Realmente no me gusta la naturaleza humana a menos que se confite con el arte.

Algunas personas van a los sacerdotes; otros a la poesía; yo a mis amigos.

Cuanto más verdaderos sean los hechos, mejor será la ficción.