Anaïs Nin, la escritora que traspasó todo límite con sus Diarios Eróticos.

Anais Nin

Hablar de Anaïs Nin (1903- 1977) es hablar de erotismo, osadía y lujuria. En sus diarios habitan escándalos amorosos, sus pasiones más ardientes, así como muchas reflexiones personales y partes de sus sesiones psicoanalíticas. Empezó a escribirlos tras el abandono de su padre a modo de cartas que nunca envió. Trató de publicarlos, pero por a su extensión y contenido ninguna editorial llegó a aceptarlos. Así, años después, fue ella misma quien los autoeditó, convirtiéndose en una voz  esencial, transgresora y feminista.

Su apasionante vida queda dividida Diarios en ocho tomos, descrita sin ningún pudor, tapujo o culpa, con una honestidad y seriedad tajante que trata de buscar la libertad desde sus deseos eróticos, la relación con el otro y la introspección psicológica.

En uno de ellos, Henry y June, encontramos a Anaïs Nin en el papel de la amante a través de su relación tripartita con Henry Miller y su esposa June. A pesar de su extensa correspondencia, sus encuentros tórridos y el mecenazgo que le proporcionó al escritor, esta relación intensa que duró dos años, narrada también al comienzo de  su obra Incesto, se truncó por  celos, decepciones y diferencias que ambos le produjeron.

Anaïs Nin llevó la palabra libertad hasta sus límites, y aunque su obra se relaciona con el hedonismo y la sensualidad, su vida también fue trágica y marcada por el abandono y el incesto. Cuando entendió que su padre no volvería, empiezó a buscar su figura en  otros hombres y esa obsesión por su pérdida se vuelve tema central en La casa del incesto o Invierno de artificio.

Así, el vínculo amoroso con Henry Miller fue sustituido por el encuentro paterno. Movida por su psicoanalista y también amante, decidió seducir al progenitor para después, vengarse, rechazándolo, tal y como había hecho él siendo niña.

Escritora de relatos eróticos como Pájaros de fuego y diversos cuentos en los que los códigos morales se traspasan, su literatura se ve influenciada por el surrealismo y el psicoanálisis. Éste último aparece en su vida como un inminente deseo de conocer su personalidad, su feminidad con sus matices, los conflictos entre el intelecto y sus emociones. Para ella, no hay nada más que sus diarios, la escritura, el yo, en sus páginas, la intimidad queda expuesta, no revela, no desvela, si no que se exhibe, se define, se refleja en los otros, de esta forma, los amantes se vuelven personajes literarios en lo que se reconoce y busca los límites del cuerpo y ella misma, encarna la literatura, la vive, la hace carnal,  tangible.

Nin escribía lo impronunciable. Su forma de brindarse a la vida así como su posición como mujer, pionera en la literatura erótica y la liberación sexual, además de la negación de los matrimonios convencionales y la maternidad, supuso junto con la publicación de sus Diarios una ruptura con los estereotipos y el modelo femenino de los años setenta.


Por |Ana Sanz