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Sensaciones sin nombre.

Hay miles de nuevos sentimientos a los que no se han asociado palabras.

Sensaciones o emociones sin nombre que nos gustarían haber podido pronunciar con un par de sílabas, pero el diccionario o nosotros mismos no le hemos dado un lugar en el índice. O puede que simplemente no puedan describirse con letras.  En algunos idiomas, como el de los indígenas Yámanas de Tierra del Fuego, crean palabras para expresar emociones complejas. Como por ejemplo, “Mamihlapinatapai”, que se atribuye a una mirada tensa entre dos personas. Cada una espera que la otra comience una acción que ambos desean hacer, pero que ninguno de los dos se anima a iniciar. Algo así como resistencia en castellano, o “tensión sexual no resuelta”, pero ahí ya son tres. El Bantú bautiza a los sueños extraordinarios como “Bilita Mpash”, y el portugués llama “Cafuné” a el placer de pasar tus dedos entre el cabello de un ser amado. ¿Sientes ganas de pellizcar fuerte a un cachorro, o un recién nacido por su ternura? Tienes “Gigil”, los Filipinos solucionan  nuestras onomatopeyas

Las palabras son el instrumento primigenio que en nuestro tiempo muchos usan con impudicia y maldad para construir jaulas de constreñida fascinación. Cada vez acudimos menos a ellas para expresar nuestras emociones complejas. Ahora solo toca imaginar las situaciones de las que esta palabra nos hará ser conscientes y poderla por tanto utilizar.

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