Considerada como una de las grandes sorpresas televisivas de este año, Podría destruirte es una serie escrita, dirigida y protagonizada por Michaela Coel, que recoge su propia experiencia para mostrar, con doce capítulos, el recorrido de la protagonista y la construcción de los hechos tras haber sido drogada y sufrir una violación.
A través de una curiosa y ágil narrativa temporal cargada de flashbacks, movimientos de cámara y montaje rápidos, de forma novedosa y llamativa, Coel nos invita a reflexionar y cuestionarnos sobre las fronteras del sexo, las drogas, la adicción a las redes sociales y las relaciones de amistad. El abuso y su posterior trauma son los temas principales de esta serie, insistiendo en el consentimiento sexual, no sólo por la situación de la protagonista, sino también enseñándonos, de manera explícita, situaciones incómodas y hasta violaciones teñidas de autorización e indiferencia, en las que problematiza y subraya el consentimiento: el ligue de Arabella se quita el condón en mitad del acto, su amigo Kwame acaba violado por otro hombre con quien estaba manteniendo sexo consentido y su mejor amiga Terry es engañada para hacer un trío.
Mediante distintos personajes se representan diversos modos de abuso, así como comportamientos, castigos y censuras relacionados con la “cultura de la cancelación”. Movimientos como el #MeeToo o el ecologismo están muy presentes a lo largo de toda la trama, debido a la gran influencia que ejerce Twitter e Instagram en la vida cotidiana de Arabella. Se añaden, además, diversas miradas de denuncia como la lucha antirracial, feminista o los lavados de imagen de las marcas, pero también esa continua atención a las redes sociales se convierte en un arma de doble filo al volverse contra ella, ejemplificadas en la sobreexposición y la comercialización con la industria literaria.
A pesar de hacer hincapié en la importancia de contar las agresiones, se aleja del victimismo, así como de la condena moral. De esta forma, satiriza las situaciones, se endurece ante el dolor y logra escapar de esa mirada de lástima y compasión e igualmente lanza hacia el culpable, el violador, una oportunidad de entendimiento, aún con pinceladas de rencor y venganza, reflejada en el último capítulo, donde las perspectivas y los personajes se modifican en un final abierto de múltiples posibilidades. Así, rechaza etiquetar a sus personajes como planos, pues les hace cuestionarse por los vínculos e indaga en sus formas.
Provocativa, directa, con mucho humor incorrecto y feroz, Podría destruirte explora el resurgimiento y la sanación, magníficamente representada en Arabella, con todas sus contradicciones, nervios e intensidad. La fuerza de Michaela se desdobla en un conflicto entre la propia artista y el personaje, que sufre con un mundo y un trauma con los que trata de lidiar y sobreponerse hasta destruir su silencio.