Montmartre no era París.

Conocemos Montmartre como el barrio bohemio, el barrio más artístico de la Ciudad de la Luz. Pero no sabemos que Montmartre originariamente era muy humilde. Era una zona donde vivían los agricultores, las prostitutas y los rufianes, no formaba parte de París. Sus tierras eran campos para la agricultura y tenían molinos para moler los cereales que recogían. Los burgueses no pisaban este lugar, lo rehuían. Fueron el movimiento artístico y la actividad de cabarets y burdeles quienes atrajeron a esas clases sociales al pobre y triste Montmartre. 

La Academia de Bellas Artes de París era muy estricta, solamente tocaba algunos temas y exigía un estilo muy cerrado, por lo que muchos artistas no encajaban en sus límites. Muchos de estos se instalaron en Montmartre por lo barato que era vivir allí y comenzaron a crear un nuevo arte, alejado de la presuntuosa academia. 

Eran artistas, pero también críticos, usaban sus obras para realizar críticas sociales y políticas, provocando incluso la retirada de estas obras por parte del Gobierno, como “La boucherie” de Jean Veber, donde podemos ver a Otto Von Bismarck y una carnicería la mar de peculiar.

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La boucherie (Jean Veber, 1904).

El “arte oficial francés” tampoco les aceptaba, les rechazaban en todas partes y tuvieron que abrir sus propias galerías de arte para poder exponer. También abrieron negocios donde los artistas pudieran conocerse, aprender unos de otros y colaborar juntos, de este modo, las obras se englobarían en un mismo movimiento artístico.

El lugar más conocido que realizó esta labor fue el cabaret Le chat noir de Rodolphe de Salis. El nombre de este local tiene varias leyendas, algunas lenguas decían que cuando fue a ver el espacio, se le cruzó un gato negro y decidió que era una señal. Pero todo apunta a que se inspiró en una obra litográfica de Manet donde aparece un gato negro. 

El cartel se vuelve popular. El más conocido de la época es “Le chat noir” de Steinlen, podemos fijarnos en el abrupto contorno del gato, que nos recuerda al teatro de sombras chinescas, guiño a la actividad principal del lugar. En esta época, las sombras chinescas se vuelven muy importantes, teatros realizan incluso giras con su espectáculo, a través de un teatro portátil que tenían influencias del japonismo y de planchas de zinc para crear sus obras.

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Le chat noir (Théophile Alexandre Steinlen, 1896).

Los artistas de este barrio tuvieron que buscarse la manera de dar a conocer su arte, para ello no solamente abren locales, sino que crear revistas como La Rire que distribuyen en plazas, comercios y cabarets o realizan eventos como “La vaca rabiosa”, una procesión con carrozas con artistas de cierto renombre en Montmartre, atrayendo así a personas “extranjeras”, burgueses de París que dejaban su dinero en las múltiples actividades.

Poco a poco, consiguen que la burguesía se muevan hasta Montmartre para disfrutar tanto del arte como de los cabarets y burdeles de la zona. No solamente se multiplican los negocios, también las prostitutas, porque la demanda se incrementa con la llegada de los parisinos.

Podíamos encontrar a mujeres acomodadas en los ambientes más sórdidos y esto lo reflejan los artistas en sus cuadros, que las entremezclan con prostitutas. En estos años, la figura de la mujer se envenena más que nunca. Su trabajo trae una emergencia sanitaria: las muertes por sífilis se multiplica. Culpan a las trabajadoras, considerándolas “portadoras de la muerte”. Solamente Toulouse-Lautrec es defensor de estas mujeres, crea la serie “Ellas” donde las dibuja en actitudes neutrales, peinándose, comiendo… Mostrando así que son personas como todos y que no se merecían el mal trato.

Los artistas consiguen desacralizar el arte, crear un movimiento menos rígido, convertir Montmartre en un lugar nuevo y sentar las bases de las vanguardias.

Todo esto lo hemos podido aprender en una de las exposiciones más interesantes de este año en Madrid: Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre en CaixaForum. Que no os engañe el nombre, podréis disfrutar muchísimo del pintor, pero más aún de todo el movimiento artístico de aquella época en Montmartre, nos muestra el barrio como nunca antes se había hecho. Os recomendamos las visitas guiadas que realizan todos los días, muy completas e interesantes. Además, realizan otras actividades como conferencias:

 

Escrito por Loga Tréclau

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